Inger Enkvist en su libro de la buena y mala educación recoge en resumen las declaraciones de los profesores de Finlandia que fueron entrevistados en el estudio de caso sobre la educación en Finlandia. Los profesores adjudican el éxito del sistema educativo de su país a los puntos siguientes:
- La buena calidad y preparación de los profesores
- El respeto de todos los ciudadanos por los conocimientos
- El esfuerzo por evitar todo tipo de burocracia.
- La estabilidad, el liderazgo moral y la ausencia de cambios bruscos en la dirección.
- Los profesores utilizan unas formas de trabajo tradicionales más que técnicamente innovadoras. Trabajan con métodos que conocen a fondo y en los que tienen confianza.
- Los profesores se interesan por lo que funciona en el aula y no por las publicaciones pedagógicas.
Sistemas educativos internacionales
A todo esto habría que añadir según los datos del informe «Education at a glance 2008», que una baja ratio profesor-alumno no es primordial para lograr una educación de calidad. Existen países como Finlandia que obtienen buenos resultados con grupos relativamente pequeños y, en cambio, otros países, como Corea del Sur, obtienen buenos resultados con grupos grandes.
En estos informes PISA se constata que el éxito en la educación no es directamente proporcional a la inversión realizada. Es verdad que se requiere una inversión de base pero entre los países que ya invierten bastante, la calidad no aumenta cuando se aumenta la inversión. Muchos países han aumentado su inversión en educación y los resultados de comprensión lectora, en promedio, no han mejorado gran cosa.
Tampoco hay una relación clara entre el resultado y el número de horas de clase que reciben los alumnos. Pues precisamente países orientales como China y Corea que están a la cabeza en el ranking educativo del último informe PISA de 2012, los niños comienzan su escolarización entorno a los 6 o 7 años. Lo mismo sucede en Finlandia que es el país europeo con mejores resultados en el informe PISA 2012.
Todo ello nos lleva a pensar que hay que cambiar la política educativa. Más aún, yo diría que hay que disminuir el exceso de burocracia existente sobre las instituciones educativas. Habrá que dar pautas si fueren necesarias y dejar trabajar con libertad al profesorado, valorando su trabajo por los conocimientos adquiridos por los alumnos con pruebas objetivas. Los niveles de aprendizaje han de estar bien marcados y no se debe permitir que nadie pase de uno a otro sin los conocimientos mínimos de su nivel.
La educación no es cuestión de ideología sino de resultados y realidades. La educación debiera ser independiente de la política, y al contrario de lo que se proclama, sin pensar en las consecuencias, no debiera estar en manos de los estados, ni de aquellos que su único objetivo es el poder social del tipo que sea, sino de aquellas personas que tengan una preocupación verdadera de que cada ser humano alcance el máximo nivel de acuerdo a sus facultades.
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